jueves, 12 de marzo de 2009

Me gusta

Me gusta como las estrellas iluminan los perfiles en los cuadros nocturnos.
Me gusta oler la grama y verla crecer bajo los pies de los niños.
Me gusta la risa de mi madre y la forma dura en que habla mi hermano.

Colecciono colores en las nubes y telarañas en los atardeceres.

Me gusta cuando la luna se hace notar entre las estrellas
y brilla iluminando los diez mil caminos que puedo hallar para andar.

Me gusta el café por sobre todos mis vicios...
Me gusta el cigarro por sobre todos mis vicios...
Me gusta mentir cuando algo no es seguro.

Me gustan las tragedias y los romances rotos
Me gusta el olor de las rosas en las fechas festivas
y el friecito al andar desnuda por la habitación.

Me gusta hacer el amor de madrugada y las tardes de lluvia.
Me gusta el dolor cuando es menos doloroso

Me gusta la libertad q empuja al viento
y me gusta ver a las nubes caminando por el cielo.

Me gustan las manos de los artistas
y el sonido del piano en los atardeceres soleados.

Me gusta el invierno porque es más agradable buscar calor.

Me gustan siempre las hojas en blanco y las historias sin terminar
Me gustan las historias sin terminar...

3 comentarios:

  1. Me gustan romances rotos. Sobre todo, aquellos que hacen sufrir

    ResponderEliminar
  2. A mí me gustan los cuentos de Borges, el gusano en la manzana, las manos en la música de Joplin, tus alas azucaradas.
    También me gusta el biellete roto, los libros robados, las hamburguesas de dudosa procedencia (acabo de recordar que tengo la obligación -en verdad es un placer- de robar junto a ti una de estas); además me gusta las mañanas con lluvia, el color negro sobre sus senos, su sangre cuando hacemos el amor, tus orgasmos tristes y libertarios.
    Me gusta la R, la P y la Y. Me gusta negar divinidades, leer banalidades y escribir frases trilladas -como éstas-, me gusta jugar bajo su espalda y la mermelada de tomate.
    En fin, a mí me gusta la niña que rotula igual que la segunda ciudad más importante del milenario Egipto...

    ResponderEliminar
  3. El blanco, como el invierno en que mendigo calor o como la hoja que nunca me muestra el maldito final.

    ResponderEliminar