lunes, 16 de febrero de 2009

II

Jesús Cristo: ¿Qué cabría en mi sangre más que la lujuria por tu amor?
Si existe el perdón debe hallarse al final de tu espina dorsal,
allí donde se unen los océanos del deseo
que mi piel siente por ti.

Magdalena: Bajad la voz maestro,
no es de este cuerpo la intención
que de nuestra relación terceros oídos sepan
Mi deseo por ti es casi puro,
hoy a tu lado he descubierto a Dios

Jesús Cristo: El amor se concreta con la calidez de tu voz,
y tus gemidos...!
Tus gemidos aplacando el peso de la sombra que debo de cargar
porque los iluminados como yo
nacimos para perder injustamente por un Dios
(He pecado padre,
pero no soporto ni un segundo mas esta extorsión)
Te beso amor, te beso y te abandono
por ser perseguido de la culpa ajena.
Te beso y voy a fumarme las estrellas...

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